viernes, 12 de diciembre de 2008

dependenciaindependiente

Mi lugar lo elijo yo, no tenes que pensar donde ponerme.
Si me dejas cómo como? Cómo me corto las uñas? Cómo miro la tele? No te vayas por favor.
Con un gesto puedo seducirte y espantarte.
Y cómo voy a reir? Cómo me voy a lavar el pelo? Cómo voy a caminar?
Me paro frente a tu cama todas las noches pero vos queres dormir, no queres estar conmigo. Entonces espero que te des cuenta que estoy aca, y vos das vuelta la cara y te tapas por completo para ignorarme.
No te preguntes cual es mi funcion porque yo la tengo clara. No te necesito.
Pero cómo me miro al espejo sin vos? Como voy a identificar mi cuerpo distinto de otro?
Me das tanto asco que deseo que te vayas, pero cuando lo hagas voy a volver a seducirte y volver a dejarte como un ciclo eterno que demuestra que no sos indispensable para mi.
Como voy a dormir? Y con quien voy a pasear? Y quien me va a enseñar a vivir?
Cuando te vayas finalmente convencido por mi propia conviccion no me va a importar, porque fui yo quien te pedi que te fueras, que me dejes.
Por eso, no me dejes.

martes, 25 de noviembre de 2008

1. Desencontrados Permanentes

"Es mi primer paciente" Pensó Pedro cuando vió entrar a Clara por la puerta del 5ºB.-Pase por aca- Dijo, haciendo un gesto de dirección hacia otro ambiente del departamento.-Desvistase por favor-. Clara se desabrochó el vestido y lo dejó caer en el suelo histericamente poniendo al descubierto una piel tersa de juvelntud. Se sentó en la camilla esperando que el médico dejara de revisar sus cajones. -Acuestese por favor, coloque sus piernas en estos...- señalando los metales que sujetan los talones. Clara colocó el pie derecho sobre el metal y tímidamente fue abriendo su pierna izquierda hasta llegar a apoyar el otro donde correspondía (mientras tosía levemente de nervios). Sus músculos se encontraban tensos en una contradicción que intentaba abrirse y cerrarse a la vez. Pedro acercó su silla a la camilla y mirando la vagina de Clara tomó un espéculo y lo introdujo lentamente y con mucho cuidado mientras ella soltaba una tímida risa de dolor. -Duele mucho?- Dijo, girando su cuerpo para agarrar los elementos para el estudio. Tomó una pinza con una gaza y colocó un liquido amarillo en ella. Entre tanto, la leve tos de Clara se tranformó en un catarro de perro. Pedro miró el portaretratos de sus padres roto arriba de su escritorio mientras el espéculo siguía su recorrido hasta el piso.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Crave (Sarah Kane)

quiero dormir a tu lado y hacerte las compras y cargarte las bolsas y decirte cuánto amo estar con vos pero siguen haciéndome hacer estupideces.
yo quiero jugar a las escondidas y regalarte mi ropa y decirte cuánto me gustan tus zapatillas y sentarme en el borde de la bañera mientras te das un baño y hacerte masajes y que tu cuello moje mis manos y besar tus pies y pedir un taxi e irme con vos a cenar y que no me importe en absoluto que comas de mi plato y quedarme con vos donde sea y hablar del día y tipear tus mails y llevar tus cajas y reírme de tus paranoias y grabarte cds de música que nunca escucharás y ver películas buenísimas y ver películas malas y comprarte sugus confitados y que te gusten mas los celestes y a mi los amarillos y ver capítulos repetidos de los simpsons y que me digas 'este ya lo vimos mil veces' y quejarme del programa de radio y sacar dos boletos de ochenta y viajar parados y sentate, no sentate vos, no sentate vos y compartir el asiento y sacarte fotos mientras dormís y levantarme para prepararte café y tostadas y scons e irme con vos al británico a tomar café a media noche y hacerte robar cigarrillos para mí y que nunca puedas encontrar un fósforo y contarte lo que soñé la noche anterior y acompañarte al oculista y no reírme de tus chistes y desearte por la mañana pero dejarte dormir un ratito más y mientras besarte la espalda y acariciar tu piel y decirte cuánto amo tu pelo tus ojos tus labios tu cuello tu pecho tu culo tu
y sentarme a fumar en la escalera y esperar hasta que tu vecina vuelva a casa y sentarme a fumar en la escalera y esperar hasta que vos vuelvas a casa y preocuparme cuando te retrases y alucinar cuando llegues antes y darte girasoles e ir a tu fiesta y bailar hasta no poder bailar mas y lamentarlo mucho cuando me equivoque y sentirme muy feliz cuando me perdones y mirar tus fotos y desear haberte conocido desde siempre y oír tu voz en mi oído y sentir tu piel contra mi piel y asustarme mucho cuando te enojes y un ojo se te ponga rojo y otro azul y tu pelo con frizz y tu cara oriental y decirte que estas increible y abrazarte cuando estés feliz y abrazarte más cuando sufras y desearte cuando te huela y ofenderte cuando te toque y gemir cuando esté a tu lado y gemir cuando no esté a tu lado y babear sobre tu pecho y arroparte toda la nochey sentir frío cuando me saques el cubrecama y sentir calor cuando no lo hagas y derretirme cuando sonrías y disolverme cuando te rías y no poder comprender por qué crees que te estoy rechazando cuando no te estoy rechazando y preguntarme cómo podrás pensar que yo sería capaz de rechazarte a vos y preguntarme quién sos pero aceptarte igual y contarte acerca del ángel del árbol del niño del bosque encantado que voló por encima del océano porque te quería mucho y escribirte poemas y preguntarme por qué no me creés y tener un sentimiento tan profundo que no pudiera encontrar palabras y querer comprarte un gatito y sentir celos de él cuando reciba más atención que yo y retenerte en la cama cuando te tengas que ir y llorar como un bebé cuando finalmente te vayas y tirar los cigarrillos fumados y comprarte regalos que no quieras y llevármelos otra vez y pedirte que te cases conmigo y que vos me digas que no otra vez
pero continuar pidiéndotelo porque a pesar de que vos creas que no lo hago en serio siempre fue en serio desde la primera vez y vagar por toda la ciudad pensando que está vacía sin vos y querer todo lo que querés vos y pensar que me estoy perdiendo a mí mismo y saber que estoy a salvo con vos y contarte lo peor sobre mí e intentar darte lo mejor de mí porque vos no merecés menos y contestar tus preguntas cuando prefiera no hacerlo y decirte la verdad cuando realmente no quiera e intentar ser honesto porque vos lo preferís así y pensar que todo se acabó pero aferrarme allí durante diez minutos más hasta que me eches fuera de tu vida y olvidar quién soy e intentar acercarme a vos por ser hermoso aprender a conocerte y merecer lastima y hablarte en francés muy mal y en peor alemán y hacer el amor con vos a las tres de la mañana y de alguna de alguna de alguna manera comunicarte algo del abrumador y arrasador incondicional omnipresente que enriquece mi corazón y expande los límites de mi mente e interminable amor que nunca muere que siento por vos.

Capitulo 93 Rayuela (Julio Cortázar)

Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación de] amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fájate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.
julio

Borges y Yo (Jorge Luis Borges)

Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.
No sé cuál de los dos escribe esta página.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Mi Casa

Caminaba yo por lugares conocidos y alguien se acerco diciendome que elija un terreno y construya mi casa.


Me dispuse sin buscar mucho, ocupé buena parte de las tierras y pensé como fabricarla. Pensar... pensar, pensé dos segundos porque veia que mucha gente hacia lo mismo que yo, nadie tenia con que construir y agarrabamos lo que podíamos, y lo que no, lo robabamos, o por lo menos yo robé. Robé lo que pretendía sostener mi casa: un enorme aro rojo. La entrada de mi casa fue hecha a dos aguas que se introducian dentro de ese aro y asi se sostenia la estructura. Era una casa con doble frente tipo chalecito. Simpatica, imponente entrada circular. y la parte tracera era un gran pelotero esferico amarillo. Que divertida parecia mi casa, bien sostenida, yo la miraba orgullosa y pensé qué mas podia necesitar. Por supuesto que la cominicación asi que coloqué una antena de cable violeta y una de internet verde.

Ya estaba mi casa esperando mi llegada con su puerta abierta lista para ser penetrada. Me acerqué arrastrandome y me di cuenta que el tamaño de la entrada era una tanto apretado. Entré reptando por el pasillo acolchonado y justito. Entraba a mi nuevo hogar como si desnaciera lentamente, cuando derrepente, escuche ruido que venia de la casa contigua e inmediatamente un agua de mi techo se movió al otro lado y me dejó una vista a cielo abierto... Tuve miedo de que cayera y se derrumbara mi casa. Pero eso no paso. De hecho, al moverme, la estructura comenzó a moverse al compaz de mis quejas para con los vecinos, esperando alguna explicación. Me preocupaba que el techo siguiera abierto... pero me di cuenta que podia volver a cerrarlo con solo desearlo. Lo que ocurria es que por mas que yo lo cerrara ya habia descubierto que podria abrirse facilmente asi que decidi tener una casa a techo abierto....

Mire mi casa con su nueva forma y me acostumbre. Inclusive me agradaba, tenia una ventanas triangulares en la parte del pelotero esferico. Un estito infantilista amoroso.

Esperaba que algo sucediera cuando terminaba de mirar aquella noche por el descubierto de mi techo como si estuviera en alguna playa tranquila. Sonó el telefono. Mi vecina deseaba que fuera a conocer su casa. Yo no tenia muchas ganas pero habia que construir la relaciones intervecinales en el barrio. Me dispuse a salir. Apenas me movia para dirigirme hacia la puerta tracera y mi casa parecia imitar mis movimientos a modo coreografico. No parecia un terremoto, solo una danza. Perdi la paciencia y me dirigi violentamente hacia la salida por lo que mi casa se modifico nuevamente por completo. Ya era tarde, hacia rato ya me estaban esperando, asi que me fui dejando mi casa abierta de par en par con su nueva forma incomprensible a mi costumbre. Total, solo me podrian robar la humildad o aquello que yo ya me habia robado antes.


Llegue a la casa de mi vecina. "Que cuidada esta" pensé, y mire la mia de lejos que parecia un parque de diversiones destruido. Ante su amabilidad me vi en la obligacion de devolverle la invitacion. No me daba verguenza pero pensaba que se reiria un poco de mi desorden. Y peor aun cuando recorde las imporvisaciones morfologicas de mi casa. Ella se mostro entusiasmada y me pidio ir en ese mismo momento. Cuando llegamos, mi casa ya no estaba ni como la habia construido inicialemente ni como la habia dejado antes de irme. Era una casa, caotica, ya con una forma inexplicable, pero aun en pie.

Quise ingresar por la puerta de entrada pero en la ultima tranformacion se habia bloqueado tomando una nueva forma. Pense sin dejarme desesperar para no alarmar a mi vecina que me miraba de reojo esperando que la conduzca hacia el interior, asi que improvise una nueva entrada donde la estructura en v me invitaba a conducirme hacia adentro en perspectiva con dos puntos de fuga. Ella se sintio comoda en el pelotero esferico amarillo. Pregunto porque creia que mi casa era buena. Porque la habia construido de ese modo. Yo no supe que responder pero al apoyarme en esa acolchonada pared supe y dije que era una casa a prueba de locos y niños, ya que todo era acolchonado, uno no se podia lastimar alli. Ademas uno podia cerrar la casa facilmente y quedar aislado de todo peligro, era una casa protectora. El unico desperfecto de mi casa es que se modifica permanente y rebeldemente, absolutamente por cualquier cosa.

domingo, 15 de junio de 2008

La historia del placer hacia la locura: la historia de la humanidad.

Es un día de sol. El hombre A se encuentra sentado llorando en la base de una montaña. Un hombre B se acerca hasta él y le pregunta porque llora. El hombre A le dice "una mujer, una mujer".
La niebla de la montaña comienza a hacerse espesa. El hombre B comienza a caminar encarando para subir la montaña. Esta como embrujado. El hombre A le grita "no, no subas!". El hombre B no hace caso a las palabras.
En el camino de subida vive todos los calvarios existentes hasta que llega a la cima. Allí no hay niebla, esta limpio, natural. En el centro se haya una mujer hermosa que lo atrae. El se acerca. Se besan, hacen el amor. Luego el hombre simplemente la observa. Ella comienza a danzar, como si fuera una especie de invocación. Nuevas y hermosas mujeres empiezan a aparecer desde la tierra y se unen en una gran masa tocándose y entrelazándose. El hombre contempla feliz pero ve k aquellas mujeres se están comiendo entre sí. Ríen, gritan y lloran. La sangre se derrama, el piso se tiñe de rojo. La gran masa humana se mueve lentamente hacia él.
El hombre intenta huir, baja la montaña, prácticamente cae rodando. La sangre lo persigue, la montaña se va tornando roja hasta que él llega a la base. Allí rompe en llanto y todo comienza a tomar su color original. El hombre B se sienta, se queda paralizado unos minutos y nuevamente rompe en llanto. Un hombre C se acerca hasta él y le pregunta porque llora. El hombre B le dice "una mujer, una mujer".

La perdida de la libertad: El pajerismo total.

Cuando solo hay resignación a la muerte y desesperación por la vida nos encontramos con la perdida de la libertad: el hombre que no llega a nada.


Negro. En el centro se enciende una luz cenital sobre un hombre que se encuentra masturbándose. Sus movimientos son lentos y tranquilos. Su cabeza esta en dirección a su pene. El se encuentra de rodillas. No emite sonidos ni gestos, su accionar es monótono y constante.
Una mujer se acerca al hombre de manera sensual. En forma elíptica hacia él. Como si fuera el sol de un sistema planetario.
El hombre levanta la cabeza. Mira a la mujer fijamente. Comienza a aumentar el ritmo de su masturbación.
La mujer se desnuda, lo provoca con sensuales movimientos pero el hombre solo se toca, cada vez más rápido. Su cara de desesperación se agudiza progresivamente. La mujer se acerca cada vez mas, sin embargo él solo sigue tocándose. En su cara se ven los deseos de tomarla pero su cuerpo esta limitado al accionar mecánico de la masturbación.
El hombre termina pero sigue moviendo su mano como si el acto continuara. Ella le escupe la cara y se va.
El hombre baja la cabeza nuevamente en dirección a su pene y vuelve todo a la situación inicial. Negro.

Un Trio Ideal

En el baño de un avión se encuentra Carlos Cardozo limpiando una medalla. Se produce una corta turbulencia que provoca que esta caiga dentro del inodoro. Con cara de asquete el Sr Cardozo arremanga su camisa de expedición y trata de agarrar la medalla que se encuentra junto al excremento. Entonces se abre fuertemente la puerta y golpea contra él metiéndole todo el brazo dentro del retrete. Carlos se da vuelta buscando un responsable y da con un individuo vestido con traje militar, el Sr. Pablo Perez. Cardozo con su mano llena de caca se levanta agresivamente pero Perez lo para, le da un efusivo beso ensalivado y le dice que lo mandará a ejecución por tratar con material infeccioso. El irritado hombre responde pasándole su mano con excremento por la cara. Ambos comienzan a trenzarse en una pelea. Forcejean en todas las direcciones a los golpes hasta que llegan a la cabina de piloto donde arman un alboroto total. Caen sobre los comandos del avión y este comienza a temblar, cosa que no los detiene. El avión comienza a descender y finalmente choca contra una montaña.

Carlos camina entre los escombros y junta en un mismo lugar los objetos útiles que puede rescatar, hasta que comienza a escuchar un llamativo ruido de entre los arbustos. Entonces toma su radio grabador y comienza a grabar la situación. Se tira al piso y se llena la cara de barro para camuflarse. De entre la vegetación aparece zigzagueando un individuo cargado de rocas, el Sr. Celino Cervillo. Cardozo le pide autoritariamente que se identifique. Ante el sobresalto Celino pierde estabilidad y termina cayéndose junto con las piedras que cargaba. Se levanta y se presenta como un geólogo que se encuentra realizando una investigación con un equipo de personas en busca de rocas que están fuertemente arraigadas a placas tectónicas. En el medio de la explicación científica Carlos interrumpe, toma su equipo de expedición y pide al geólogo que lo oriente hacia donde se encuentra el campamento del equipo de investigación para buscar ayuda por el accidente recién vivido. Los dos comienzan a caminar y no muy lejos hallan a un hombre que se encuentra haciéndole caricias a los cadáveres víctimas del accidente, este resulta ser Pablo Perez, quien estaba en el avión anteriormente. Al verlos les da un beso y un gran abrazo. Celino no responde, ya que se encuentra mirando fijamente una roca que tiene en la mano. Carlos, en cambio, le pide a los gritos que deje de abrazarlo y se lo saca de encima. Entonces Perez agarra un papel y una lapicera que tenia en su bolsillo y le pide que se identifique para anotarlo en la lista de ejecución. Carlos le agarra el papel y lo tira lejos. Celino interrumpe y les da un sermón por ensuciar el medio ambiente. Cardozo vuelve a interrumpir y recuerda que deben realizar una expedición en busca del equipo de investigación del geólogo para conseguir ayuda.

Los tres hombres caminan durante horas, empieza a atardecer. Hasta que Cardozo, que carga todo el equipo de expedición, le pregunta de mala manera a Celino cuanto falta para llegar al campamento. Este le responde sorprendido, dice que no recuerda ningún campamento y que ya esta cansado de caminar. Pablo responde que cuando vuelva a su país lo mandara a ejecutar, toma una rama y le pega en la mano, pero seguidamente se la besa. Arranca una flor de una planta, se arrodilla sosteniéndola y le recita una poesía.

Al caer la noche Cardozo monta su carpa y le cava una canaleta alrededor. Mientras tanto El Dr. Cervillo le da una clase de geología y explica que debe tener cuidado con las rocas que se encuentran tan fuertemente arraigadas a las placas tectónicas ya que moverlas provocaría hasta un terremoto. Cardozo lo calla con un fuerte grito, entra en su tienda y se tira a dormir. Ante la negativa de su receptor el geólogo decide echarse a dormir sobre una piedra gigante a la cual la abraza fuertemente. Al mismo tiempo Perez entabla una cariñosa relación con un grupo de gorilas que lo acogen en su manada. Estos últimos se asustan y huyen ante la llegada de unos hombres de color vestidos con tapa rabos. Perez, totalmente calmo, se acerca a estos, los besa a cada uno y les dice que los ejecutará por andar tan sueltos de ropa. Los salvajes demuestran no entender el idioma y con una cerbatana lo dopan y se lo llevan.

Por la mañana, Carlos sale de la carpa, se dirige hacia Celino y le pega un cachetazo para despertarlo, este se levanta de golpe y desconcertado, le pregunta dónde está. El otro sin prestar atención mínima sobre las preguntas del desconcertado hombre llama a los gritos a Pablo Perez, pero este no contesta. El geólogo se le acerca y le pregunta a quien llama si vinieron solos, el otro suspira y lo empuja apartándolo de su camino. Al caer al piso Celino ve unas pisadas frescas y le avisa a Cardozo. Este piensa en voz alta expresando que seguramente el Perez encontró ayuda por lo tanto hay que seguir las huellas. Ambos siguen el camino marcado por las pisadas. El geólogo ve una gran piedra azul que le llama mucho la atención y se queda haciendo unas anotaciones, el otro lo apura pero este se encuentra maravillado con su descubrimiento. El hombre ya cansado de ordenarle seguir la expedición se va, dejando solo a Celino. A unos pocos metros encuentra el lugar a donde conducían las huellas, se trata de una tribu. Avanza sobre la villa, buscando al Perez. Poco a poco los habitantes se le aproximan y empiezan a tocarlo, este se los saca de encima empujándolos violentamente, hasta que logra dar con Pablo que se encuentra sobre un pedestal lleno de adornos y ofrendas dando un discurso de orden social. El hombre irrumpe en el medio del discurso y le indica al coronado militar que deben seguir la búsqueda del equipo de rescate. Pero este responde con besos y abrazos y lo invita a quedarse en su nuevo gobierno, Carlos se rehusa y comienza a ordenarle que se aliste para seguir la expedición pero Perez, ante la negativa, se moja los labios con un liquido azulado y le da un beso en la boca. Cardozo trata de sacárselo de encima pero lentamente va cediendo hasta caer totalmente dormido. El Pablo Perez se limpia los labios y se sube nuevamente a la tarima para continuar con su discurso, el cual nadie de la tribu comprende.

A la noche Cardozo despierta, esta junto Perez. Ambos se encuentran desnudos en un caldero gigante. Perez acaricia su cuerpo con pasión. En cambio el otro le ordena a los nativos que dejen de cargar leña al caldero, pero uno de los salvajes le apunta con una lanza gritando en un idioma desconocido.

Mientras tanto Celino se encuentra intentando mover la piedra que había hallado. Hace mucha fuerza y logra correr la roca unos centímetros. La tierra comienza a temblar. Los miembros de la tribu huyen atemorizados ante el sismo. Los dos hombres que se encontraban adentro de la caldera salen corriendo y rápidamente encuentran al geólogo que se encuentra abrazado fuertemente a la roca azul. Pablo toma a Celino abrazándolo y tironeándolo al mismo tiempo para que se suelte de la piedra, le dice que deben huir del terremoto pero el geólogo contesta que no dejará a su roca. Mientras tanto Cardozo grita que se apuren. Un árbol comienza a caer hacia ellos, en ese momento el geólogo se encuentra mirando su piedra, Carlos ordenándole al árbol que se detenga y Pablo abriendo sus brazos para recibir al árbol con cariño. El árbol termina de caer y los aplasta.

Pasa el equipo de investigación geológica por allí. Se quedan investigando la piedra que causo el terremoto sin darse cuenta de los tres cadáveres que hay debajo del árbol.